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¿Cómo se forma un vínculo afectivo?

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El comportamiento íntimo no hace referencia únicamente al contacto relacionados con la sexualidad, sino más bien, este tiene el significado de unión, es decir cuando dos individuos establecen contacto corporal, qué puede ir desde un apretón de manos, hasta el de mantener relaciones sexuales.

El contacto corporal es una de las formas fundamental de comunicación, por ejemplo en la primera infancia, dónde es la primera forma de comunicación antes de poder hablar o escribir.

La intimidad también es la base de los vínculos afectivos relativamente permanentes, por lo cual es de suma importancia, entender el cómo se manifiesta desde la primera infancia, así como el desarrollo de esta, a través de las distintas etapas de la vida, y los diferentes tipos de intimidad.

Esto es un tema complejo, por lo cual lo dividiremos en varias partes, esta es la primera en la que explicaremos cuáles son las bases de la intimidad, como se manifiesta en la primera infancia, y sus repercusiones.

Mucho más allá del contacto sexual, la intimidad tiene sus raíces desde que el ser humano se encuentra en un estado embrionario, y esa intimidad se establece con la madre, esta, le da al feto la sensación de seguridad y confort.

Y si bien, pensamos, cómo puede mantener un feto intimidad con su madre que se encuentra el mundo exterior, esta, se puede mantener a través del útero, con las sensaciones qué le producen los líquidos en los que se encuentra nadando, las diferentes temperaturas, los latidos del corazón de la madre, así como su respiración.

La prolongada exposición a estas diversas situaciones y emociones, repercuten en la vida adulta del sujeto, lo cual en muchas ocasiones lleva a comportamientos que son difíciles de explicar y entender, pero que para poder entenderlos mejor, antes que nada, tenemos que comprender sus raíces.

Si bien como mencionábamos con anterioridad, el primer lazo íntimo que se establece es cuando nos encontramos dentro del útero de nuestras madres, de pronto este lazo se ve afectado por el nacimiento, ya que todas esas impresiones de seguridad, bienestar y pasividad que se tenían, se ven afectadas rápidamente por las experiencias traumáticas de nacimiento, ya que el recién nacido se enfrenta a un ambiente completamente desconocido, lejos del confort del que disfrutaba en un líquido tibio y en el permanecer acurrucados y balanceándose u oscilando dentro del cuerpo de la madre, el confort de escuchar los latidos del corazón de la madre, la respiración y las sensaciones térmicas, y demás estímulos que se producen dentro del útero.

Esto posteriormente al momento del nacimiento, se ve sustituido por los brazos de la madre, esa intimidad que se mantenía entre el niño y la madre dentro del útero, se ve reemplazada al momento de que la madre carga al bebé, no es que sea arte de magia que los bebés se calmen cuando se encuentran cerca de sus madres, sino que esto es debido al vínculo que se ha formado con anterioridad dentro del útero, la intimidad y cercanía, los bebés se calman por sonido del corazón de sus madres, así como el sonido de su respiración, posteriormente el nuevo tipo de intimidad se tiene que ver reforzado por distintas actitudes de la madre hacia el bebé y dependiendo de estas, ya sea positiva o negativamente repercutirá en la vida futura del niño, es decir, en su etapa adulta, llevándolo a tener comportamientos funcionales o disfuncionales y eso afectará el cómo manifiesta sus relaciones íntimas, es decir esa cercanía con otras personas.

Ya que es el lazo íntimo-afectivo se da a través de sentir el cuerpo de su madre, se piensa que al niño únicamente se le abriga para mantener su calor, pero esto va más allá, la tela en qué es envuelto el niño, establece un contacto Igualmente importante con su cuerpo, esto también ayuda a suplir sus necesidades de intimidad cuando la madre no se encuentra.

Otra forma de intimidad son las palmadas en la espalda, así como también el ofrecimiento del pezón para que el niño sea amamantado, estas son algunas de las formas de intimidad más importantes para el individuo en la primera infancia de la especie humana, recapitulando, esto va desde abrazos, palmadas, besos, caricias, amamantar al menor, así como cantarle.

Las sonrisas son otra fuente de intimidad, esta es una facultad única del niño humano, tanto el llanto como la sonrisa, van acompañadas de señales secundarias, durante las primeras semanas, luego del nacimiento, el niño llora, pero no vierte lágrimas esto pasando el periodo inicial, las lágrimas se suman a la señal vocal, lo cual se le considera una señal secundaria.

Cuando el niño crece la situación cambia, en ese entonces es probable que la madre exagere su protección y retenga al niño, lo cual será fuente de conflicto, ya que en etapas posteriores el niño buscará su independencia.

Si bien como mencionamos es de suma importancia reforzar esta nueva intimidad con la madre, también hay que realizarlo en las proporciones correctas, en ocasiones también es necesario dejar que el niño lloré, ya que esta es una forma de comunicación, no necesariamente el niño necesita comida, tal vez solo quiere que lo abracen, su “dosis de intimidad” y aquí sí acostumbramos o habituamos al niño a que cada vez que llore la madre tenga que cargarlo, esto genera problemas aún mayores, que el simple hecho de que la madre tendrá que estar con el niño todo el tiempo, influirá también en la forma en la que el niño formará a su personalidad, es necesario dejarlo llorar para formar un individuo autónomo, esto posteriormente le podrá generar muchos conflictos con la madre si es que esta es sobreprotectora o si es que esta no le da la atención suficiente.

Todo esto se relaciona estrechamente con el tipo de afecto que se genera, ya sea seguro o inseguro.

Es necesario que la madre sea protectora en las primeras etapas de vida del niño y que en las etapas posteriores está permita que el niño se desarrolle sin ser tan severos, pero si hace esto en orden invertido, es decir que la madre en los primeros años de vida, no sea tan cercana y protectora con el niño, y en sus etapas posteriores, lo sea, puede generar graves conflictos, ya que la situación recurrente aquí es la típica frase de que el hijo se rebela, o que el niño es rebelde, ya que no tienden a seguir las órdenes de sus madres.

La secuencia natural a seguir es, primero dar amor y posteriormente dar libertad, esto es fundamental y no únicamente para los seres humanos, sino también ha sido probado para los primates.

Posterior a la primera infancia, se puede observar una decadencia gradual en el alcance de la intimidad corporal, la necesidad de seguridad, que era satisfecha por el contacto corporal con los padres, se ve reducida cada vez más y esto es debido a la necesidad de independencia, de descubrir el mundo y de explorar medios ambientes diferentes, lo cual es completamente natural.El niño comienza a reemplazar los abrazos, los mimos y los vuelve más restrictivos, estos son intercambiados por las expresiones faciales, ya que el niño puede comunicar sus sentimientos por medio de palabras de la misma forma, pero eso no implica que el contacto corporal, o la intimidad desaparece por completo, y en los momentos en los que el niño siente dolor, disgusto, temor o pánico, el abrazo será bien recibido por parte de él, lo cual significa que continúa habiendo una gran necesidad interior de intimidad, y de contacto corporal, está intimidad más que reducirse, se reprime, con lo cual aparecen intimidades disimuladas.

Esta es la segunda etapa, y ocurre alrededor del primer año de vida, es cuando aparecen los objetos de transición, esos son sustitutos inanimados de la madre, cuando está no se encuentra, como lo son un biberón, algún juguete o algún pedazo de tela suave, estos objetos se emplean únicamente cuando la madre no se encuentra o no está disponible, de ahí que son muy importantes a la hora que los niños se van a dormir, posteriormente a esto, conforme avanza la primera infancia, aparecen otras formas de intimidad disimulada, por ejemplo los juegos violentos, ya que como mencionamos con anterioridad, la necesidad de intimidad persiste, pero ya no se demuestran únicamente con abrazos, sino que pueden demostrarse de una manera un poco más agresiva, como lo son con los juegos de lucha, que se pueden tener con los padres.

Posteriormente en la pubertad del contacto corporal con los padres se reduce aún más, de ahí que los padres de forma ingenua e inconsciente se acercan a los hijos con pretextos, como “¿necesitas que te arregle la ropa?” o si permiten que le coloquen bien la corbata o que le cepillé la chaqueta.

En la postdolescencia y en la etapa adulta, es cuando se sale del nicho familiar, en este punto la intimidad corporal que se producía en la primera infancia, vuelve al inicio, es decir luego de haberse reducido o reprimido la intimidad corporal, en la etapa adulta esta deja de reprimirse tanto, ya que en esta etapa de la vida se comienza a conseguir pareja.

Hasta este punto hemos mencionado como se establece la intimidad en las primeras etapas de vida del ser humano y como repercuten estas en las etapas posteriores de vida.

En próximas notas te contaremos los diferentes tipos de intimidad y como se llega a ellos.