El pensamiento depresivo está caracterizado por:
1.- El predominio de los aspectos negativos, que los inmoviliza para mejorar y buscar un funcionamiento más eficaz. Al experimentar una pérdida, la persona con tendencia a deprimirse comienza a evaluar sus experiencias en forma negativa, sobre-interpreta sus experiencias en términos de derrota o de privación, se considera deficiente o inadecuada. Cuando mira hacia delante, anticipa que las dificultades continuarán indefinidamente y ve la vida difícil y llena de frustraciones.
2.- La tendencia a realizar auto-atribuciones en todas las situaciones, a considerar que las dificultades se deben a sus defectos, se culpa a sí mismo y cada vez se critica más por sus errores. Las experiencias del paciente al vivir de este modo, activan patrones cognitivos que se organizan en torno al tema de la pérdida. El fenómeno de la depresión, con sus componentes emocionales, motivacionales, comportamentales y vegetativos, se retroalimenta con auto-evaluaciones negativas.
3.- El paciente se siente responsable de todo lo malo, llegando a considerarse una persona que no merece ser querida; realiza una elaboración secundaria en la que se ve cada vez peor, en un círculo vicioso interminable. Como resultado de sus actitudes negativas, el paciente interpreta su disforia, sentido de pérdida y síntomas fisicos como defectos, reforzando sus expectativas negativas y generando
una auto-imagen pobre o debilitada.
4.- Sobregeneralización: Incluye pasado, presente y futuro.
5.- Las personas deprimidas no ven una salida o una disminución de la
importancia del problema. No creen que sus esfuerzos puedan ser valiosos, ya que esperan obtener resultados negativos en todos sus emprendimientos, perdiendo la estimulación interna necesaria para involucrarse en actividades constructivas.
La propuesta terapéutica se basa en que la detección de los procesos cognitivos involucrados en los trastornos emocionales, permitirá elucidarlos bajo una nueva luz, cambiando el foco, viéndolos desde otra perspectiva, realizando un cambio de actitud hacia los problemas, encontrando distintas alternativas para resolverlos, en forma activa, tanto por parte del paciente como del terapeuta, quienes conforman un equipo de trabajo.
Para leer el artículo completo
Franchi, Silvia (2001). La depresion en el hombre. Interdisciplinaria, 18(2),135-154.[fecha de Consulta 30 de Marzo de 2020]. ISSN: 0325-8203.