A todos nos ha pasado la típica situación donde algún suceso nos recuerda a otro, y este a su vez, a otro más anterior, llegando sucesivamente a un profundo momento de reflexión donde dejas caer tus pensamientos. Al finalizar este momento tan íntimo te preguntas ¿Por qué me puse a pensar todo esto?
Otro caso aún más común es el de las personas que llevan cierto tiempo de haber finalizado sus estudios y (nuevamente) por algún suceso oportuno, recuerdan algo de lo visto en la escuela, para luego agregar “No me preguntes cómo lo recuerdo, solamente lo sé”. Y esta situación nos hace preguntarnos ¿Sabemos de manera consciente qué recuerdos son los que almacenamos en nuestro cerebro?
¿Qué recordamos?
Tenemos que tener en cuenta que cuando hablamos de “recuerdos” nos referimos directamente a la memoria y los diferentes tipos de esta, pues en cada una de ellas se encuentra absolutamente toda la información almacenada durante nuestra vida.
Si son seguidores de nuestro blog, probablemente recuerden que,en uno de nuestros artículos, mencionamos que no todos los aprendizajes que hemos tenido en nuestra vida son de manera consciente, es decir, no sabemos qué aprendemos, simplemente aplicamos los conocimientos (por ejemplo, cuando caminamos, usamos un teléfono inteligente o escribimos en un teclado de computadora). Probablemente no seas un informático para saber cada una de las partes y funcionamiento del hardware y software de tu smartphone, no tampoco hayas tomado un curso de ofimática para saber usar una computadora, simplemente dedujiste cómo usar estos aparatos y con el paso del tiempo te convertiste en todo un experto.
Pues bien, a este tipo de memoria no consciente, se le conoce como memoria no declarativa y se le da uso en todos los procesos inconscientes que realizamos todos los días. Su contraparte, la memoria declarativa o consciente, es aquella que su recuerdo es voluntario, es decir, queremos rescatar nuestros recuerdos y traerlos de vuelta; ejemplos de esta actividad hay muchos, como cuando recordamos donde dejamos ciertos objetos de nuestra casa, o queremos recordar cuál era aquella fórmula matemática que nos sirve para realizar los ejercicios de nuestra tarea, entre muchas otras situaciones…
APRENDE: ¿De cuántas maneras puede aprender una persona?
APRENDE: ¿De cuántas maneras puede aprender una persona?
Existe un tercer tipo de memoria que requiere de práctica para su consolidación: Esta es utilizada tanto en los procesos inconscientes como conscientes. Para ejemplificar esto, pongámonos en la situación de la persona que quiere aprender a usar un teléfono inteligente. En este caso se estará usando la memoria inconsciente, puesto que no hay recuerdos o vivencias anteriores iguales o similares que pudieran ayudarnos, solamente existe nuestra intuición, que es un proceso inconsciente. Con el paso del tiempo tendremos cada vez más y más práctica en la variedad de opciones, menús, aplicaciones y espacios que ofrece un smartphone, hasta dominarlo completamente. Cuando alguien nos pregunta cómo aprendimos, en estos casos normalmente respondemos “Pues aprendí solamente usando el móvil”
Entonces… ¿sabemos conscientemente todo lo que recordamos?
No es posible hacer a modo inventario, un recuento de todo aquello que hemos memorizado a lo largo de toda nuestra vida, puesto que, una parte de ella es inconsciente, y la que es consciente, tiene la peculiaridad de desgastarse con el paso del tiempo, además que, en su totalidad, la memoria está dividida en diversas secciones, y está combinada con los tipos de aprendizaje y otros sectores y procesos más. Por lo que, si decides examinar tu memoria en su totalidad y querer recordar absolutamente todo, lamentablemente, no es posible.