la psicopedagoga del jardín nos citó en salita de 2, porque Franco no la estaba pasando bien: mordía a los compañeros, no se integraba, no miraba a los ojos, jugaba sólo, lloraba sin razón y no acataba las consignas. Empezamos una odisea de consultas con profesionales de diferente tipo, hasta que una neuróloga nos dijo que Franco padecía TEA (trastornos del espectro autista). El tratamiento empezó desde sus 3 años e incluyó un equipo multidisciplinario además de una maestra integradora que lo acompañaba a la escuela, Franco comenzó a hablar a los 5 y hoy cursa el primario en una escuela pública común. Los colegios privados me negaron la vacante, dicen no estar preparados para recibir un niño con TEA. Ponen muchas excusas, pero no lo aceptaron.”, relata Karina Aldunate, mamá de Franco quien, hoy, con 11 años, gracias a la perseverancia de sus papás y el trabajo de los profesionales médicos y docentes, puede relacionarse con sus pares, tolera mejor los cambios y se comunica con sus compañeros.
1 de cada 68 niños en el mundo sufre un trastorno del espectro autista, de acuerdo al Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, publicado en 2014. Los casos han aumentado un 700% en las últimas dos décadas: hasta hace siete años se calculaba que afectaba a uno de cada 150 niños, mientras que en la década del 70 era de uno por cada 5.000.
Las escuelas han empezado a abrir sus puertas a la inclusión, pero todo es muy incipiente y las familias sufren muchos rechazos hasta encontrar un lugar donde escolarizar a sus hijos. ” Nuestro sistema educativo está muy poco preparado para esta inclusión y, ante el desconocimiento, niegan la vacante y expulsan a los niños, con argumentos poco académicos”, explica Adriana Cucchetti, al frente de TGD Padres, una ONG que desde 2009 lleva adelante fuertes campañas de concientización y ha sido el alma mater en la redacción de la Ley 27.043, Ley integral de Autismo, aprobada en diciembre de 2015 por el Congreso Nacional. “Está en proceso de reglamentación, pero fuertes pugnas de intereses entre los mismos terapeutas que participan de este proceso, de escuelas terapéuticas que deberían complementarse, retrasan su puesta en marcha “, reclama Cucchetti.
En la Argentina, existen más de 400 mil personas con condición de TEA, cifra que se desprende de un informe de la Red del Espectro Autista (RedEA) que reúne organizaciones de todo el país. Mientras tanto, la Red Espectro Autista Latinoamérica, (REAL), integrada por investigadores de la Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Venezuela y República Dominicana, en un informe publicado en mayo de este año, establece que más del 50% de los casos encuestados denuncian problemas para recibir el diagnostico adecuado, se sienten discriminados y encuentran dificultades económicas para afrontar los tratamientos y acompañantes necesarios para la educación de los niños.