Mundialmente famosa por ser “la prueba de las manchas de tinta” que se muestra en multitud de películas de Hollywood, en la vida real, el test Rorschach tiene una historia y utilidad que parece de película.
Creado en el año 1921 por el psicólogo Suizo Hermann Rorschach (Curiosamente Alfred Binet, creador de la prueba del Cociente Intelectual, había propuesto una idea similar de lo que fue este test años antes), en sus primeros años, tuvo una fama desbordante, gracias a lo innovador que resultaba y a los resultados que promete con su aplicación. Existen varias variantes del test, sin embargo, la más conocida, es aquella que consta de 10 tarjetas las cuales contienen manchas de tinta simétricas, las cuales forman patrones, libres a la interpretación del sujeto evaluado; la mitad de la imagen es coloreada y la otra mitad cuenta con solo un color (En ocasiones, la figura presentada es completamente de un solo color; en las películas, las manchas casi siempre son representadas con un color de tinta negro).
La prueba es aplicada en 4 fases:
Actuación: El sujeto es expuesto a las 10 tarjetas y éste interpreta espontáneamente lo que observa. El evaluador anota los resultados.
Fase de preguntas: Se realizan preguntas clave sobre la interpretación y por partes de la figura que el paciente se siente atraído (Pues en estas, normalmente es donde se centra el foco de las interpretaciones).
Analogía: El evaluador intenta descifrar cuál es el significado de las interpretaciones del sujeto de forma que se apegue a la situación que éste presente.
Determinación de los límites: El evaluador ofrece interpretaciones que otras personas han tenido para las figuras, con el fin de ver si el paciente relaciona su caso con los de otras personas.
Una prueba difícil de realizar por ambas partes, ¿verdad? Se requiere de dos interpretaciones; de la del sujeto como la del evaluador mismo; esto ha llevado a varios estudiosos a criticar esta prueba.
Las razones que se dan para desestimar la prueba son claras; no se consiguen resultados fiables, pues ni los propios investigadores en ocasiones, se ponen de acuerdo para conseguir un resultado final. Asimismo, se señala que la respuesta del paciente depende totalmente del estado de ánimo del evaluado, el contexto donde se realiza la prueba, el carácter del evaluador y las figuras mismas. Por último, también mencionan que no existe un objetivo claro de esta prueba, se quiere medir muchos parámetros, pero al final se mide poco de cada uno de ellos.
Sin embargo y pese a lo anterior, profesionales en el ámbito de la psicología, aún siguen usando esta prueba para detectar en sus pacientes ciertas actitudes y pensares. Los psicólogos más experimentados logran ayudar a la persona en cuestión gracias a que este test es una forma barata y rápida de acceder a los pensamientos más profundos; no obstante, una gran cantidad de estudiosos prefieren usar otros métodos más fiables (así sean otro tipo de test proyectivos)
A veces la realidad es otra y solo aquellos experimentados pueden usar cierta clase de métodos. ¿Qué opinas de la prueba? ¿Crees que sigue siendo efectiva? ¡Compártenos tu pensamiento!