De este entramado teórico, se identificaron paradigmas y modelos que sirven de base para sostener las diferentes concepciones de emociones que muchas veces no se mencionan explícitamente pero que se pudieron inferir a partir de los análisis y reflexiones que los autores realizan respecto del lugar de las emociones en el ámbito educativo.
A continuación, se presenta un resumen de los resultados de la revisión realizada. Para ello, se condensaron las dos categorías de recolección de información mencionadas anteriormente (enfoques y concepción de emociones) con el fin de presentar las concepciones de emociones predominantes de manera contextualizada, a través de los enfoques que las sostienen.
Teorías y concepciones predominantes de las emociones eneducación
Al revisar los artículos y libro, lo que se observa es que en las concepciones de emociones en educación predominan 3 teorías que son: el paradigma cognitivo, el modelo de la inteligencia emocional y el modelo del apego. Cabe señalar que estas elaboraciones no necesariamente tienen relación entre sí, además se encuentran en niveles de complejidad diferentes. De esta manera, es posible advertir que los autores tienden a utilizar teorías que provienen de diferentes campos teóricos al momento de realizar una propuesta sobre las emociones en educación.
Una vez aclarado lo anterior, se presenta la articulación de los paradigmas y modelos teóricos predominantes en educación junto a las concepciones de emociones pesquisadas. El ensamblaje de ambos aspectos, esto es, los paradigmas y modelos con las concepciones de emociones, se hizo en primera instancia definiendo las teorías de base y luego articulándolas con las concepciones de emociones que de ellas se derivan, siendo el primero de ellas el enfoque cognitivo que se presenta a continuación.
Paradigma cognitivo e inteligencia emocional: las emociones como habilidades
El paradigma cognitivo, surgido en el siglo XX, parte del supuesto de que los seres humanos son individuos que están separados de su entorno y que su interacción con éste se produce a través del procesamiento de la información, que consiste en ordenar y categorizar la realidad (Sisto, 2006). Para este paradigma la mente es entendida como cognición, y ésta a su vez como procesamiento de información al igual que lo realiza un ordenador, es decir, manipulando símbolos a partir de reglas que son universales (Sisto, 2006). En ese sentido, el sujeto puede ser entendido como un procesador de datos por lo que se establece una distinción entre los procesos internos, que ocurren al interior del individuo, y el entorno, que corresponde a los estímulos sensoriales exteriores (Sisto, 2006). De esta manera, sujeto y entorno funcionarían de manera independiente e interactuarían a partir de la percepción de estímulos del sujeto y su consecuente procesamiento.
Una de las propuestas de esta perspectiva es la adaptación de los sujetos a la realidad, entendida como una mejor representación de ésta a través de una implementación adecuada de las reglas de procesamiento, lo que supone realizar una evaluación y valoración correcta del entorno (Palmero, 2003). En efecto, el objetivo de la cognición es instaurar “… el diseño de una maquinaria interna a través de cuyo funcionamiento los organismos sean capaces de comportarse en contexto” (Schnaitter, 1987, p.1).
Considerando lo anterior, se observó que uno de los modelos teóricos predominantes en la comprensión de las emociones, y que es coherente con los postulados del cognitivismo, es el modelo de la inteligencia emocional, que puede ser definido como la habilidad para evaluar las propias emociones y las de otros para discriminarlas “… y usar esa información para guiar el pensamiento y la acción” (Mayer & Salovey, 1990, p.189). De esta manera, la propuesta de la inteligencia emocional se ciñe a la concepción de sujeto propuesta por el cognitivismo donde se postula que el sujeto procesa información del medio para adaptarse a la realidad.
Teoría del apego en educación: una alianza educación- salud mental
Otro de los modelos teóricos que se puso en juego en la concepción de las emociones es aquel que proviene de la teoría del apego. La teoría del apego tiene su origen en el campo de la psicología del desarrollo y fue elaborada por John Bowlby. Este modelo teórico busca ofrecer un marco explicativo sobre cómo los vínculos tempranos afectan la salud mental e impactan en el comportamiento de los niños y niñas (Moneta, 2014). Posteriormente, esta teoría fue retomada por otros autores como Mary Ainsworth quienes validaron y complementaron la teoría con nuevos hallazgos (Bretherton, 1992). De acuerdo a lo anterior, cabe señalar que si bien esta teoría surge a partir de las observaciones que realiza Bowlby con niños institucionalizados (Moneta, 2014), locierto es que entrega ciertas orientaciones normativas respecto de cómo debe comportarse la figura significativa del niño o niña, que usualmente es la madre, para disminuir el riesgo de generar un aparato psíquico disfuncional.
En la revisión bibliográfica realizada se halló que gran parte de los autores hacían referencia a esta teoría para comprender la relación profesor-estudiante y para hacer propuestas en la esfera emocional de la educación. Así, los autores proponen que al ser el profesor una figura significativa para los alumnos, ejerce un rol de apego (Milicic et al., 2013; Berger, Milicic, Alcalay, & Torreti, 2014; Toro & Berger, 2012; Guzman-Gonzalez, Carrasco, Figueroa, Trabbuco, & Vilca, 2016; Céspedes & Silva, 2013; Mena, Rogmanoli, & Valdez, 2009; Santelices & Pérez, 2012). Un ejemplo de lo anterior es cuando se señala que “El apego es dinámico (se enriquece, remodela y está sujeto a la experiencia de la persona) y dura toda la vida, por eso cuando los niños van ampliando su mundo fuera del hogar encuentran otras figuras de apego, como puede ser el profesor” (Toro & Berger, 2012, p. 19). De este modo, en una parte importante de los textos revisados, se plantea que las emociones en la educación deben abordarse desde el modelo del apego donde el profesor quedaría inserto en la díada madre/padre e hijo con el fin de educar emocionalmente a los estudiantes y facilitar su aprendizaje.
Bajo ese marco, se proponen nuevas exigencias a los profesores en su relación con lo sestudiantes, donde además de preocuparse de que los alumnos aprendan, deben “reparar” experiencias negativas de apego primario (Bergeret al., 2014; Céspedes & Silva, 2013), es decir aquellas vivencias que tuvieron con sus familias. A partir de estos supuestos sobre el lugar de las emociones, es posible observar cómo se trasladan los objetivos de la salud mental1 a la escuela, convirtiendo el espacio educativo en uno terapéutico en el que el profesor actuaría como un psicólogo y el educando como un paciente que requiere ser intervenido emocionalmente. Otra manera de entenderlo es que se produce una parentalización del lugar docente, convirtiendo al profesor o profesora en una madre o padre que vendría a reemplazar la función que debe realizar la familia.
A partir de los hallazgos encontrados, es posible afirmar que los textos revisados que fueron elaborados por investigadores chilenos que vinculan las emociones con la educación, muestran algunas constantes referidas a lo siguiente:
) Existe una tendencia a comprender las emociones desde el paradigma cognitivo, lo que implica concebir a los sujetos como separados de su ambiente pero en interacción con él a través del modelo de procesamiento de la información. Esto supone que las emociones se entenderían como parte del proceso de decodificación de la información externa para adaptarse al entorno y tendrían un carácter universal.
) Se observa un predominio del modelo de la inteligencia emocional, de origen cognitivo, al momento de explicar las emociones, entendiéndolas como una habilidad que puede y debe ser desarrollada por la educación con el fin de mejorar el proceso de aprendizaje de los estudiantes y su bienestar personal. En este sentido, se entiende a las emociones como parte de la inteligencia, e nun sentido adaptativo.
) Se incorporan los objetivos de la salud mental en la escuela para legitimar la inserción de las emociones en el campo de la educación. Como consecuencia de esta unión, se promovería la alianza entre la educación y la salud mental, siendo una de las tareas de la educación, y especialmente los profesores, promover el bienestar mental de lo sestudiantes.
) Se propone la reconfiguración de los roles del profesor y el estudiante en la escuela. La concepción de las emociones en la educación promovería una mayo rimplicación emocional de los profesores con los estudiantes al incorporar la teoría del apego como eje desde donde explicar la relación entre ambos actores. Así, al profesor se le conferiría un rol terapéutico y parental, mientras que los alumnos serían concebidos como sujetos vulnerables emocionalmente o susceptibles de convertirse en personas vulnerables con un manejo emocional inadecuado.