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Estas son las causas de los trastornos de atención

Los trastornos de la atención se pueden producir por diversos factores, siendo los más relevantes aquellos que afectan directamente el funcionamiento cerebral. En orden cronológico podemos mencionar los siguientes:

a) Factores genéticos.

Diferentes líneas de investigación han tratado de establecer la presencia de determinantes genéticos en los trastornos de la atención, y en diversos trabajos se ha analizado si esta alteración se presenta también en familiares de niños diagnosticados con el trastorno, encontrándose que en 15% de los casos uno de los padres también lo presentaba y, cuando esto ocurría, se observó que 34% de los hermanos también mostraba el trastorno.

Además, se ha observado que los familiares en primer grado de
niños con trastornos de atención presentan también de manera frecuente otras alteraciones, como abuso de sustancias, conducta antisocial o trastornos del estado de ánimo, tales como depresión.

Otro de los procedimientos que se ha utilizado para establecer la relación entre factores genéticos y trastornos de la atención ha sido analizando la presencia de esta alteración en gemelos monocigotos (que comparten la misma carga genética) o dicigotos (que comparten, en promedio, 50% de la información genética), encontrando que cuando uno de los gemelos presenta trastornos de la atención, en 37% de los casos su hermano gemelo también presenta la alteración, esto en el caso de gemelos dicigotos, sin embargo, esta proporción se incrementa a 53% cuando se trata de gemelos monocigotos.

Finalmente, un tercer método que se ha utilizado para dilucidar los determinantes genéticos de los trastornos de la atención consiste en buscar anormalidades en la secuencia de bases de la molécula de ADN. Esta búsqueda se ha centrado en aquellas regiones del genoma que codifican para determinados tipos de proteínas receptoras, en particular para aquellas relacionadas con los neurotrasmisores dopamina y serotonina, o para las enzimas que participan en su síntesis.

Estos sistemas neuroquímicos han sido implicados en el trastorno en virtud de que la administración de fármacos que estructuralmente son similares a estos neurotransmisores, como el metilfenidato, la D–anfetamina y la pemolina de magnesio, produce mejoría en parte de los pacientes.

b) Factores que afectan el desarrollo del sistema nervioso.

Durante las etapas pre, peri o postnatales pueden presentarse distintos factores que afectan el desarrollo del sistema nervioso. Entre los factores que han mostrado asociación con los trastornos de la atención se encuentran la hipoxia, la desnutrición y la ingestión de drogas por parte de la madre durante el embarazo.

El término de hipoxia se utiliza de manera general para referirse a la carencia de oxígeno en el organismo, la cual puede ser originada por distintos factores, tales como el flujo inadecuado de oxígeno hacia los pulmones, deficiencias circulatorias, anemia, fallas en la difusión del oxígeno a través de las membranas celulares, etcétera.

El metabolismo celular en general requiere oxígeno. Ningún otro órgano del cuerpo se afecta más por su ausencia que el sistema nervioso. La carencia de oxígeno, por periodos tan cortos como un minuto, produce en el
sistema nervioso gran cantidad de cambios (disminución en los niveles de energía, incremento en la concentración extracelular de calcio, sodio y cloro, disminución del pH, etcétera) que conllevan a la muerte neuronal.

En ocasiones la historia clínica de los pacientes con trastornos de atención revela dificultades respiratorias durante el nacimiento o problemas de anoxia asociados a intoxicación con monóxido de carbono. Sin embargo, el
hecho de que algunos niños que sufrieron este tipo de problemas no presenten trastornos de la atención sugiere una interacción con factores genéticos que predisponen a una mayor vulnerabilidad del sistema nervioso.

Por otra parte, se ha reportado que una proporción de personas con trastornos de atención presentó bajo peso en el momento del nacimiento o que fueron prematuros. La exposición prenatal al alcohol o al tabaco
es otro de los factores que ha sido propuesto en la etiología de los trastornos de la atención. Se ha reportado la existencia de una relación entre el número de cigarrillos que fumaban las madres durante el periodo de
embarazo y retardos en el crecimiento fetal, el cual se manifiesta como bajo peso en el momento del nacimiento.

Los efectos adversos del consumo de alcohol durante el embarazo también han sido extensamente reportados. Los síntomas principales que presentan los hijos de madres alcohólicas son: rasgos faciales característicos (labio superior delgado, nariz achatada, pliegues en el epicanto, entre otros), deficiencias en el crecimiento (estatura corta, microcefalea, etcétera) y daño en el sistema nervioso central (en particular en los ganglios basales,
el cerebelo y el hipocampo).

En algunos trabajos se ha reportado que los niños que estuvieron expuestos al alcohol durante la etapa prenatal presentan alteraciones en la atención visoespacial y en la atención auditiva.

c) Lesiones cerebrales.

Estas lesiones pueden producirse por diversas causas, y generan alteraciones estructurales y funcionales en el sistema nervioso. En ocasiones pueden ser reveladas por métodos de neuroimagen,
como la resonancia magnética, o por el registro de la actividad eléctrica cerebral (electroencefalograma). El sitio de la lesión determina en parte las
alteraciones conductuales que presentarán los pacientes, como en el caso de las personas que sufren lesiones de la corteza frontal y presentan dificultades en la atención sostenida, así como en la organización de la conducta.

Las historias clínicas de niños con trastornos de atención frecuentemente revelan antecedentes de traumatismos craneoencefálicos, sin embargo en ocasiones resulta difícil determinar si los trastornos de la atención son
la causa del traumatismo o si las lesiones son consecuencia de accidentes generados por la sintomatología que presentan los pacientes, como pueden ser la impulsividad y la falta de control conductual, lo que los hace propensos a inmiscuirse en actividades de alto riesgo. La dificultad que existe en establecer esta relación se presenta de manera más notoria cuando el traumatismo ocurre antes de la edad escolar, que es una etapa en la cual no se pueden diferenciar muy claramente los síntomas asociados al trastorno de atención del comportamiento que normalmente se presenta en esa edad.

d) Exposición a agentes tóxicos.

La presencia de contaminantes en el ambiente también ha sido asociada a trastornos de la atención, en particular, por la exposición a metales pesados, como el plomo o el mercurio, pues el
sistema nervioso central tiene alta sensibilidad a estos metales durante las etapas tempranas del desarrollo, produciéndose alteraciones en diversas regiones cerebrales.

Existen algunas áreas del cerebro que son particularmente sensibles a la intoxicación por metales, como la corteza prefrontal y el hipocampo.16
La corteza frontal ha sido implicada en la autorregulación y en la organización del comportamiento, de modo que las alteraciones funcionales de este sistema originan algunos de los síntomas más notorios del trastorno de la atención como, por ejemplo, dificultad en la aceptación de normas, problemas en el mantenimiento de actividades orientadas a la consecución de ciertas metas, dificultades en la inhibición de acciones que interfieren con el adecuado desempeño, etcétera.

e) Ambiente familiar y social.

La investigación sobre las causas primarias de los trastornos de la atención apunta de manera clara hacia los factores genéticos o las alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso, sin embargo, múltiples factores familiares y sociales participan en la expresión de los síntomas, entre estos se encuentran la presencia de familias disfuncionales o enfrentadas a problemas de divorcio, factores asociados con el manejo conductual, el estatus socioeconómico, el tamaño de la familia, etcétera, aunque no pueden ser considerados el factor primario ni tampoco han sido útiles para predecir la respuesta de los niños al tratamiento.

Fuente
MENESES, SERGIO (2004). Trastornos de la atención. Sinéctica, Revista Electrónica de Educación, (25), 67-74. [Fecha de Consulta 2 de Mayo de 2020]. ISSN: 1665-109X. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=998/99815899009