La Organización Mundial de la Salud considera la obesidad como un problema de salud pública y lo clasifica como una enfermedad crónica caracterizada por presentar muchas complicaciones. Este problema afecta a la población general en México, y son los adolescentes los que presentan más alto riesgo. En los últimos años ha habido un crecimiento significativo en sobrepeso y obesidad en adolescentes mexicanos, siendo superior en el grupo de las mujeres (Gutiérrez, et al., 2012).
El sobrepeso y la obesidad en la infancia y la adolescencia predisponen al cuerpo, afectado por estos, a sufrir varias enfermedades, como anormalidades de la espina dorsal, caderas y pies; presión, colesterol y triglicéridos altos; diabetes, enfermedad renal, accidentes cerebrovasculares, etcétera. (Bell, et al., 2011; Carroll, Bhandari, Zucker & Schramm, 2006; Korbman, 2007; Romero, et al., 2007).
Además de esto, los niños y adolescentes que tienen sobrepeso o padecen de obesidad, podrían sufrir problemas emocionales tales como, baja auto-estima, ansiedad y depresión (Bell, et al., 2011; Janicke, Harman, Kelleher & Zhang, 2008), abuso por parte de los compañeros y la familia, discriminación y, en algunos casos, bajo rendimiento académico (Ponce, 2006; Sawyer, Harchak, Wake & Lynch, 2011).
En un estudio longitudinal con niños con sobrepeso y obesidad, se descubrió que ellos tenían un riesgo más alto de presentar dificultades de adaptación emocional en la adultez. Además, las mujeres obesas en este grupo mostraron una alta incidencia de los trastornos del estado emocional y de ansiedad en su adultez (Sanderson, 2011).
Numerosos estudios han señalado que los factores sociales y culturales pueden influir en el humor y la manifestación de los trastornos de ansiedad en jóvenes obesos. (Simon, et al., 2006). Jorm et al. (2003) informaron que en el caso de las mujeres obesas hay una asociación entre su obesidad y el incremento de los sentimientos de ansiedad, depresión y la presencia de emociones menos positivas.
Estudios realizados por Anderson, Cohen, Naumova y Must (2006); Pastore, Fisher y Friedman (1996) informaron sobre resultados similares, en donde una diferencia importante en la ansiedad es evidente cuando se comparan
grupos por género, siendo más alta la ansiedad en mujeres. Sin embargo, advierten que la ansiedad en la juventud obesa no era distinta a la de aquellos con un peso normal, cuando las comparaciones excluían las diferencias de sexo.
La ansiedad es el trastorno con mayor presencia en niños obesos, que también pueden presentar otros problemas emotivos, exacerbados
cuando prevalece el conflicto paternal (Vila, et al., 2004). La adolescencia es un escenario de la vida, a menudo muy sensible a los criterios que la sociedad determina sobre belleza y aprobación. En el pasado, la obesidad era sinónimo de belleza, mientras que hoy es un símbolo de fealdad; antes era símbolo de salud, pero en la actualidad representa enfermedad, desde un punto de vista cultural (Rodríguez, 2006).
También, en algunas sociedades, los estereotipos de belleza han sido presentados por la moda, la tecnología y se ha modificado por las prácticas
culturales en curso alrededor del cuerpo, que influyen directamente en la idea de construcción de la imagen del cuerpo, identidad, autoestima, a la vez que generan otros trastornos psicológicos, así como la estigmatización del cuerpo obeso (Montero, 2001).
Fuente
Pompa Guajardo, Edith y Meza Peña, Cecilia (2014). Ansiedad manifiesta en jóvenes adolescentes con sobrepeso y obesidad. Tesis Psicológica, 9 (2), 162-172. [Fecha de consulta 12 de mayo de 2020]. ISSN: 1909-8391. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=1390/139039784011