Los circuitos neuronales en nuestro cerebro que gobiernan los sentimientos de hambre y saciedad pueden modificar sus conexiones, ajustando así el comportamiento de alimentación a las condiciones de vida y manteniendo un equilibrio entre la ingesta de alimentos y el gasto calórico. Los científicos sospechan que esta plasticidad podría ser alterada para sujetos obesos.
En un nuevo estudio realizado en ratones, un equipo dirigido por Alexandre Benani, investigador del CNRS en el Centro para el Comportamiento del Gusto y la Alimentación (CNRS / Inrae / Universidad de Borgoña / AgroSup Dijon), ha demostrado que estos circuitos se activan en la escala de tiempo de una comida, regulando posteriormente el comportamiento de alimentación. Sin embargo, esta activación no ocurre a través de un cambio en las “conexiones” del circuito.
Los científicos se centraron en las neuronas POMC en el hipotálamo, ubicadas en la base del cerebro, que son conocidas por limitar la ingesta de alimentos. Están conectados a una gran cantidad de neuronas de otras partes del cerebro, y las conexiones de este circuito son maleables: se pueden hacer y deshacer muy rápidamente en función de las fluctuaciones hormonales. Los investigadores observaron que este circuito neuronal no se modifica después de una comida equilibrada, sino que otras células nerviosas asociadas con las neuronas POMC, conocidas como astrocitos, en realidad cambian de forma.
Los astrocitos son células nerviosas en forma de estrella que se estudiaron por primera vez por su papel de apoyo con respecto a las neuronas. En condiciones habituales, enfundan las neuronas POMC y actúan como pastillas de freno al limitar su actividad. Después de una comida, los niveles de glucosa en sangre (glucemia) aumentan temporalmente, y los astrocitos detectan esta señal y se retraen en menos de una hora: una vez que se libera este “freno”, se activan las neuronas POMC, lo que finalmente promueve la sensación de saciedad.
Sorprendentemente, una comida rica en grasas no conduce a esta remodelación. ¿Significa esto que los lípidos son menos efectivos para satisfacer el hambre? Los científicos están tratando de determinar si desencadenan la saciedad a través de otro circuito. También queda por ver si los edulcorantes tienen los mismos efectos, o si atraen al cerebro al proporcionar una sensación adictiva de dulzura sin satisfacer el hambre.
Para leer el artículo completo
CNRS. (2020, 3 de marzo). El origen de la saciedad: las células cerebrales que cambian de forma después de una comida. ScienceDaily . Recuperado el 16 de marzo de 2020 de www.sciencedaily.com/releases/2020/03/200303113345.htm