Sorprendería si mencionaríamos la cantidad inmensa de personas que afirman que la manifestación del enojo es negativa y hay que erradicarla de nuestra vida completamente, pues solamente trae destrucción para sí mismo, y para personas de nuestro alrededor.
Aunque la ira sea una emoción poco satisfactoria de sentir en carne propia, no podemos negar que el sentirla es completamente normal, parte de nuestra naturaleza humana, y de nuestra personalidad como seres únicos. Sentir ira es sano, e incluso se ha demostrado que el expresarla trae grandes beneficios personales (como el darnos fuerza para salir adelante en situaciones particularmente desagradables, conocer mejor nuestros límites y gustos, así como preservar la especie y la vida de las personas, pues, la ira es un indicador de alguna amenaza o peligro cerca de nosotros).
El problema con la ira no radica en lo “mala” que es la emoción en sí, ni tampoco la solución se encuentra en el “dejar de sentir enojo”, ya que eso llevaría solamente a un círculo de represión contraproducente para una persona; La clave está en la buena gestión de la ira, pues esta se vuelve extremadamente nociva, cuando se nos escapa y se desborda, creando las ya conocidas y destructivas explosiones de ira.
APRENDE: ¿Cuáles son los tipos de ira que comúnmente experimentamos?
A continuación, te brindaremos 7 claves para la gestión de la ira:
No reprimas tu ira, solo gestiónala: Como mencionamos más arriba en el post, el control de la ira se ha mal enfocado, creyendo que la solución es eliminarla, cuando en realidad solamente se necesita de una gestión correcta. La represión de la ira sólo llevará a una explosión de ella en un momento donde no se pueda aguantar más y se tenga que expresar, y en este punto sin duda, el problema se habrá hecho mucho más grande de lo que pensamos.
Haz florecer tu empatía: La ira es causada por situaciones o acciones molestas para nosotros; ¿Qué es lo que nos molesta? Este punto se dirige a las personas que les irrita las formas de vida de las demás personas.
Supongamos que nosotros trabajamos en una empresa, donde nuestro jefe nos asigna realizar un trabajo en conjunto de otra persona, es decir, una parte lo harás tú y la otra, tu compañero de trabajo. Tú realizas tu parte correctamente, y tu compañero también la hace según las indicaciones. La irritación surge cuando ves que tu compañero realizó un trabajo con un estilo diferente al tuyo, considerándolo no tan correcto (aunque objetivamente es hecho a la medida de las indicaciones). Este hecho posiblemente lleve a tener una discusión entre tu compañero y tú y a una mala relación entre ambos.
En el caso anterior, no se visualizó la situación desde un punto de vista objetivo, sino desde lo subjetivo, lo que crees correcto, desde tu propio estilo, desde tus gustos. Por norma general, las personas con bajo nivel de empatía y tolerancia, observan los estilos y opiniones diferentes como incorrectas, lo que lleva a fuertes discrepancias y finalmente a la ira. El aceptar a los demás, sus fortalezas y debilidades, así como aceptar lo bueno y malo que tienes es un punto importantísimo para el manejo de la ira.
Relájate: En nuestra sociedad actual, gran parte del sentimiento de enojo que contraen las personas es por un agotamiento constante por causa de jornadas duras de trabajo, estudio, etcétera. Tomarse un tiempo para sí mismo, hacer actividades agradables como caminar, correr, hacer ejercicio, jugar algún videojuego, ver alguna película, e incluso practicar el Yoga o la meditación profunda (Mindfulness) calmarán tus sensaciones de constante enojo
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El respeto ante todo: Muchos de los enojos que sufrimos en el día son por personas que no nos agradan del todo, por lo que la sola presencia de ellas nos hace ponernos fúricos. Es normal que esto ocurra en una sociedad tan globalizada, no obstante, el respeto debe prevalecer como una forma de convivencia sana. Míralo así, tal vez aquella persona no te agrade, pero tampoco es para que la ofendas, si no te ha hecho nada. Asimismo, tampoco te gustaría los demás sean irrespetuosos contigo. El respeto se paga con respeto.
Mantener distancia: Bueno… también pudiera ser que se tengan diferencias irreparables con una persona en específico, y aunque se trate la situación de la forma más respetuosa posible, es notable que no es suficiente para evitar que la ira explote en ustedes. Por tanto, mantenernos alejados es lo mejor para evitar posibles arranques de enojo.
Ahora bien, ¿Y si es una situación y no una persona la que me causa el enojo? En este caso, pudiera ser que no puedas librarte tan fácil como lo planteado anteriormente, no obstante, esto no quita que no podamos tomarnos un descanso y relajarnos. Técnicas como la muy conocida de “Cuenta hasta 10 y tranquilízate” han demostrado su gran efectividad en el manejo del enojo y del estrés.
Tómate un tiempo para pensar bien las cosas: También llamada “Reestructuración cognitiva”, esta técnica nos permite pensar las cosas como en realidad son, y no como nuestras emociones pintan que es. Comúnmente sucede que se piensa que “todo está perdido” “No hay solución” “No se puede soportar más la situación” cuando las cosas van mal, lo que hace que no solamente la ira ataque, sino un coctel de emociones más.
Evita mencionar palabras como “Nunca” – En sentido negativo y de pérdida – O “Siempre” – En sentido de reproche hacia uno mismo y la situación – De otra forma, estas palabras solo hacen que la ira se vea justificada, y por tanto el estado de ánimo tan negativo en el que se está sumido. Recuerda siempre pensar en los objetivos, en las soluciones realistas, y no en el foco del problema.
Busca la causa del problema: Tal vez parezca básico a estas alturas, sin embargo, hay ocasiones de tan irritados que estamos, que solo nos quedamos con esta sensación y olvidamos cuál es el problema en realidad. Buscar qué hay detrás de la ira es uno de los mejores aliados.